Nuestras historia 

El Partido Socialista se fundó clandestinamente en Madrid, el 2 de mayo de 1879, en torno a un núcleo de intelectuales y obreros, fundamentalmente tipógrafos, encabezados por Pablo Iglesias. El primer programa del nuevo partido político fue aprobado en una asamblea de 40 personas, el 20 de julio de ese mismo año. El PSOE fue así uno de los primeros partidos socialistas que se fundaron en Europa, como expresión de los afanes e intereses de las nuevas clases trabajadoras nacidas de la revolución industrial.

El desenlace de la guerra civil abrió un periodo histórico difícil para la sociedad española, en general, y para los socialistas, en particular. Sin embargo, el PSOE durante el franquismo desarrolló una significativa acción opositora, participando en las huelgas de los años 50 y 60, enfrentándose a la dictadura en condiciones muy duras y sometido a una constante persecución policial. Ya en los años 70, el PSOE se convierte en una seria amenaza para el declinante régimen franquista, por sus relaciones con las fuerzas democráticas europeas y su imagen de partido socialista democrático dentro de España. En 1974 se celebra en Suresnes (Francia) el 26 Congreso del Partido, que elige a Felipe González secretario general. La legalización del Partido Socialista se produce en febrero de 1977. La creación, junto con otros partidos democráticos, de una coordinadora común de oposición y negociación, obliga a abrir un proceso de reforma política que desemboca en las elecciones democráticas de 1977, en las que triunfa la UCD, mientras el PSOE se consolida como el primer partido de la oposición.

En las primeras elecciones municipales de 1979 el PSOE obtiene 12.200 concejales y la mayoría de las alcaldías en las ciudades y capitales de provincia en las primera elecciones municipales de la democracia. Comenzó entonces la transformación social de nuestro país desde las instituciones más cercanas, que se consolidó con la victoria de Felipe González en las elecciones generales de 1982 con mayoría absoluta indiscutible de 202 diputados y 134 senadores socialistas que dedicó a profundizar y asentar la democracia e impulsar una importante serie de reformas, entre las que se destacan la profesionalización de las Fuerzas Armadas, la plena funcionalidad del modelo de Estado de las Autonomías, la reforma educativa, las medidas de saneamiento económico y el impulso a una legislación modernizadora en temas como la despenalización del aborto y la igualdad de la mujer. Todo ello permitió crear un nuevo clima de confianza ciudadana en las instituciones y la adhesión de España a los principales instituciones internacionales occidentales, sobre todo la UE en 1986. Por primera vez, la ciudadanía española podría votar en las elecciones al Parlamento Europeo un año después, en las que los y las socialistas obtuvieron 28 escaños liderados por Fernando Morán.

Entre las labores más apreciables de la «década del cambio» destacan la ampliación de la cobertura sanitaria a más de seis millones de personas que, hasta entonces, estaban excluidas del derecho a la prestación pública; el incremento del número de pensionistas en un 35%, concediendo un total de dos millones de pensiones nuevas a personas que hasta ese momento no percibían ninguna contribución; la ampliación de la cobertura de desempleo; la garantía de educación gratuita y obligatoria de los menores de 16 años y el fortísimo incremento del número de becas. En la primera década de Gobierno socialista se impulsó un programa de modernización de las comunicaciones sin precedentes en la historia de España, que dio como fruto la construcción de nuevas autovías, la modernización de toda la red de carreteras, la introducción del tren de alta velocidad y la puesta en marcha de un satélite de comunicaciones español, entre otros avances. Los 141 escaños conseguidos en las elecciones de 1996, aunque no permiten al PSOE seguir con su proyecto de gobierno, sirvieron para crear una oposición fuerte, una trayectoria que se mantuvo en las elecciones siguientes del año 2000, que también sirvió para alzar a José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general.

En el año 2000, José Luis Rodríguez Zapatero es elegido secretario general en el 35º Congreso del partido bajo el lema «El impulso necesario». Cuatro años más tarde, Zapatero gana las elecciones generales del 14 de marzo, más de 11 millones de ciudadanos votan socialista, lo que se traduce en 164 diputados y 81 senadores. Comienza entonces una segunda transformación social de ochos años para la consolidación de derechos del Estado del Bienestar, iniciativas que permitieron al PSOE aumentar su representación parlamentaria a 169 diputados en el Congreso y 89 senadores en 2008, con medidas como la aprobación del matrimonio homosexual, la Ley de Dependencia, el cheque bebé, la ley antitabaco o la Ley de Igualdad.

En 2012 el 38º Congreso elige a Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general. Dos años más tarde, Pedro Sánchez se convierte en secretario general en las elecciones primarias. En 2017, la militancia eligió en primarias a Pedro Sánchez como Secretario General del PSOE, proceso en el que también concurrieron Susana Díaz y Patxi López. Las sesiones del Congreso se celebraron los días 16, 17 y 18 de junio bajo el lema “Somos la izquierda”.

LA HISTORIA DEL PSOE EN MÁLAGA

Rafael Salinas nació el 21 de junio de 1850 en una familia obrera malagueña radicada en la zona de El Perchel, marcada por las penurias de las clases populares del siglo XIX. Obligado a exiliarse en 1874 durante dos años en Cuba durante la Restauración al ser perseguido como miembro activo de las sociedades obreras, principalmente la Asociación Internacional de Trabajadores y condenado a siete meses de prisión años más tarde por participar en la organización de una huelga en el sector de los toneleros, supo establecer los contactos necesarios para la implantación del Partido Socialista Obrero Español en la provincia, una circunstancia que se daría en 1884 con la fundación de la Agrupación Socialista de Málaga junto con Antonio Valenzuela, la quinta en crearse en nuestro país tras las de Madrid y Barcelona (1879), y Guadalajara y Manresa (1880). El espíritu socialista comienza a arraigarse fuertemente en la capital, tal y como demuestran los más de 2.000 asistentes en el mitín que ambos malagueños dieron en 1890 en el café El Turco.

Este primer paso en Málaga capital se extiende a otros puntos de la provincia y también de la geografía andaluza, como Cádiz, Sanlúcar de Barrameda o Puerto de Santa María, muy influidas también por el movimiento obrero.

Candidato a Cortes Generales en 1891, Salinas organizó de forma paralela la implantación de la Unión General de Trabajadores (UGT) en Andalucía oriental, que celebró en 1892 su III Congreso Nacional en Málaga. Esta actividad orgánica tiene frutos notables como la búsqueda de una solución para las condiciones laborales de los trabajadores de la fábrica textil que la familia Larios tenía en la capital, lo que le llevó de nuevo a la cárcel por su apoyo a dichos trabajadores y una constante represión tanto hacia su persona como hacia el PSOE y la UGT por toda la provincia en los años sucesivos, que registró constantes enfrentamientos entre los trabajadores y los patronos, especialmente en el campo. Toda esta actividad política lleva a Rafael Salinas a liderar la Federación Agraria Andaluza en 1905 a la par que participa en la Junta de Reformas Sociales del Ayuntamiento de Málaga junto a Valenzuela, que se configurarán, junto a Rafael Albolafio Correa, como los primeros concejales socialistas en la capital entre 1909 y 1911.

La Agrupación Socialista de Málaga y los concejales continuaron su intenso trabajo a favor de los más desfavorecidos y las familias más modestas, auxiliando a los obreros en huelga, trabajando contra las míseras condiciones de vida de la Málaga de comienzos del siglo XX.

Años más tarde, en 1918, el malagueño Fernando de los Ríos resultó elegido en 1918 como primer diputado socialista andaluz y será elegido ministro durante la Segunda República.

Rafael Salinas muere el 8 de enero de 1919 en su domicilio de la Alameda de Capuchinos y es enterrado en el cementerio de San Miguel entre el duelo de miles de malagueños que reconocían la labor de un ‘apóstol’ del socialismo español.


Desde la Segunda República hasta nuestros días

Los socialistas de Málaga desarrollaron una intensa labor desde la Segunda República, con una vigorosa estructura provincial sustentada en las sociedades agrarias, gracias el empuje de los concejales malagueños en tareas de gobierno y en oposición, y de los diputados socialistas malagueños de la República: Luis Dorado, Antonio Fernández Bolaños, Antonio García Prieto, Antonio Román Reina, Antonio España Palma, Vicente Sarmiento, Benito Luna, José Molina, José López Rosa o Antonio Acuña, entre otros.

Tras la Guerra Civil, la militancia socialista sufrió la cruel represión del franquismo. Asesinatos masivos, exilio, encarcelamientos o torturas fueron habituales. Fueron condenados al silencio, al olvido y al miedo por el único motivo de la defensa de sus ideas y su compromiso con los más desfavorecidos.

Las primeras elecciones municipales celebradas en 1979 llevaron de nuevo a los gobiernos locales a una mayoría de alcaldes socialistas y al gobierno de la Diputación. Las políticas impulsadas desde las administraciones locales gobernadas por los socialistas transformaron social y económicamente la provincia de Málaga gracias a la colaboración de la ciudadanía.

El PSOE ha mantenido en el tiempo una apuesta decidida por Málaga desde el gobierno de la Junta de Andalucía con la dotación de un sistema sanitario avanzado, un sistema educativo que llega a la totalidad de los andaluces, y el impulso de grandes proyectos como el Parque Tecnológico de Andalucía, el Museo Picasso Málaga, la ampliación del campus de la Universidad de Málaga, la construcción del Metro de Málaga o la mejora sustancial de la red de carretera. A todo lo anterior se suman las políticas sociales llevadas a cabo por el Gobierno andaluz.

El PP arrinconó a Málaga en sus primeros ocho años de gobierno en Madrid. Hasta que en 2004 no gana las elecciones generales el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, nuestra provincia no recupera el lugar que merecía, colocando la inversión pública a la cabeza con grandes infraestructuras como la ampliación del Aeropuerto de Málaga o la llegada del AVE. 

Han sido años de esfuerzo y de compromiso fiel y sincero con la tierra malagueña. Este trabajo ha sido el fruto de cuatro décadas de trabajo de los dirigentes orgánicos del PSOE, de los representantes institucionales del Partido Socialista al más alto nivel como Francisco Román, Antonio García Duarte, Ramón Bernal, Hilario López Luna, Rafael Ballesteros, Carlos Sanjuán, José Asenjo, Juan Fraile, Marisa Bustinduy, Miguel Ángel Heredia y, ahora, José Luis Ruiz Espejo.

Pero nada han podido hacer los antes mencionados sin la dedicación y entrega de la militancia socialista, la piedra angular de un proyecto político de progreso y futuro en defensa de los intereses generales de nuestra provincia, de la igualdad de oportunidades y la justicia social, de la defensa de la democracia y la trasparencia, de la eficacia y la eficiencia en la gestión de los recursos públicos, en definitiva, una alianza estratégica que hunde sus raíces en los años finales del siglo XIX.